Esta armoniosa paz que una vez tiñó de gris tristeza los
corazones es el lecho final de todas las tempestades que aturdieron muchas
vida, paraíso florido de piedras, humedad desoladora de un reino de sonrisas
muertas y ojos huecos que observan desde las profundidades del no retorno. Y tú mi bello ángel que inclinas tu rostro afligió, desde tu prisión de piedra; guardián
de una muerte mírame con tus ojos de mármol rosa.
Despierta ante este corto instante y dime si aun recuerdas
el frio beso que me permitiste y que por un frágil segundo hizo dar un latido a
tu corazón inerte. Tu siempre serás el
fiel testigo de mi amor, tu siempre serás testigo mudo de todo lo que una vez fue
mi vida humanizada y del sabor de mis apasionados besos, de la textura de mis cálidos
labios y aquel secreto que murmuré antes de marcharme.
Estás hundido entre la dejadez y el tiempo donde permaneces
cual custodio de huesos secos, consumido entre enredaderas y escombros.
¿Habrá alguna alma bondadosa
que se apiade de ti?
Y el silencio se convierte en esa brisa fría que al
atardecer me trae tu recuerdo, danza con mis cabellos, me abraza y me retorna
un beso fugaz para no volver.
MarGabrielle